En la actualidad, el mundo ha evolucionado de tal manera que las nuevas tecnologías de la relación, de la información y de la comunicación (TRICs) se han convertido en el eje central de nuestra sociedad, hasta el punto de dar lugar a la existencia de una nueva generación: la denominada nativos/as digitales.
Los/as nativos/as digitales son jóvenes familiarizados desde primera instancia con dichas tecnologías, poseyendo gran habilidad en el lenguaje y entorno digital, y siendo éstas una herramienta primordial para la ejecución de actividades cotidianas como los estudios, compras, ocio, etc. Por lo que las TRICs pueden resultar beneficiosas si se hace un buen uso de ellas.
No obstante, se ha observado que no siempre es así. En ocasiones, su mal uso da lugar a comportamientos y/o actividades que pueden ser perjudiciales en la evolución física, psicológica y social de los menores. Esto se debe a que los diferentes ámbitos de su vida emergen, casi de forma global, de un entorno virtual, que si se utiliza en exceso o de forma inadecuada, puede derivar en abuso y/o adicción a las TRICs, además de exponer a los menores a una serie de peligros y/o riesgos que pueden repercutir de forma negativa en su vida (cyberbullying, sexting, grooming, …).
El estudio realizado por UNICEF (2021), en el cual participaron 41.509 adolescentes a nivel nacional para ver cómo ha impactado la tecnología en esta población, indica lo que se viene comentando.
Uno de los datos a destacar en este estudio es que el 94,8 % de los adolescentes dispone de teléfono móvil con acceso a Internet, y además de ser su principal pasatiempo, el 90,8% se conecta a diario.
Por otro lado, el 98,5% de los menores está registrado como mínimo en una red social y un 83,5% en tres o incluso más, con el fin de hacer amigos y de mitigar el sentimiento de soledad que están experimentando (este último es un 44,3% de los casos), siendo el componente relacional mayor a medida que van teniendo más edad.
Con respecto a los peligros que pueda llegar a tener el mal uso de las TRICs en la población adolescente, se estudiaron varios de ellos:
En primer lugar, el sexting, acto que consiste en enviar o recibir por vía digital contenido personal de carácter sexual o erótico. Un 8% de los adolescentes manifiesta haber realizado dicha actividad, concretamente el envío de este tipo de contenido, y más del triple (26,8%) lo ha llegado a recibir por parte de otras personas, siendo esta práctica más habitual a medida que aumenta la edad.
En segundo lugar, los peligros relacionados con el contacto con desconocidos, la pornografía online y el grooming, prácticas llevadas a cabo por personas adultas en Internet, haciéndose pasar por menores para ganarse la confianza de estos, fingiendo empatía y adaptándose a su lenguaje, con fines sexuales. Se ha recogido que un 57,2% de los/as adolescentes ha aceptado alguna vez a un desconocido en una red social, e incluso el 21,5% llegó a quedar con la persona. No obstante, estas no son las únicas cifras alarmantes que se observaron al respecto, se observó también que, 1 de cada 10 adolescentes, recibió una proposición por parte de un adulto en dicho entorno digital.
Otro aspecto a tener en cuenta es que, aunque no se pueda establecer una relación causa-efecto según el estudio, los niveles de bienestar emocional, integración social y satisfacción con la vida, son siempre inferiores entre los/as adolescentes que presentan un uso problemático de Internet, siendo la tasa de depresión más del triple en dichos casos.
Además, en cuanto al nivel de control que tienen los progenitores o tutores legales con respecto al uso de las TRIC, se observó que sólo el 29,1% de ellos pone normas sobre el uso de las TRIC, el 24% limita las horas de uso, y el 13,2% limita los contenidos a los que acceden; favoreciendo así un aumento significativo de las prácticas de riesgo online, aunque no conlleve directamente el uso problemático de Internet.
Por eso, es importante establecer pautas y/o normas que moderen dicha actividad para que no generen problemas en nuestros/as hijos/as, y sean una herramienta útil y lúdica para ellos/as. Pero… ¿qué podemos hacer si están constantemente rodeados de tecnología?
Varias de las pautas que podemos usar serían:
- Establecer un horario de uso, para que el uso de las TRICs no interfiera en sus responsabilidades.
- Tener un seguimiento sobre la información que suben a las redes, ya que, permanece en el tiempo y se puede usar de forma errónea y/o malintencionada.
- Evitar el uso de aplicaciones como la ubicación, con el fin de que no suponga un riesgo para nuestros/as hijos/as el que puedan localizarles.
- Evitar el uso de datos o información personal que puedan utilizar terceros (nombre y apellidos, nombre de su colegio o instituto, dirección…) en su beneficio.
- Usar el control parental.
- Psicoeducar sobre los peligros que puede haber en las redes e internet, sin demonizarlas.
- Evitar el uso de Wifi abierta, puesto que hay más riesgo de que puedan acceder desconocidos a los datos.
- Descargar todas las aplicaciones de plataformas seguras, Play Store o App Store, para evitar software maliciosos.
- Utilizar las TRICs como una recompensa de haber cumplido con ciertas responsabilidades.
No obstante, desde el Centro Aesara, se tiene constancia de las dificultades que conlleva la aplicación de estas pautas y recursos en el entorno familiar, por lo que se cuenta con programas de intervención y ayuda familiar, que favorecen la adecuada relación adolescente – recursos digitales, y una mejora en la interacción y la convivencia de los miembros del núcleo familiar.
El equipo de especialistas del Centro Aesara puede estudiar cada caso y dar las orientaciones o intervención terapéutica ajustada a cada familia.
No dude en ponerse en contacto con nosotros, estamos para ayudarle.
Judit Martínez Melián
Psicóloga Sanitaria del Centro Logopédico y Psicopedagógico Aesara